Fin de la Convertibilidad.

Publicado: 06 ene 2020
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Fernando de la Rúa asumió la presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 1999.
En política económica, el objetivo que se dió el nuevo gobierno fue la continuación del plan de convertibilidad (cambio fijo de 1 peso igual a 1 dólar) que había sido instaurado 8 años y 8 meses años antes (fue a partir del 1-4-91) por el gobierno de Carlos Menem, con Domingo Cavallo como ministro.
Este plan incluía la desregulación de la economía, la libertad del comercio internacional con incentivos a los capitales extranjeros para invertir en el país y el cumplimiento de las exigencias de los organismos internacionales de crédito.
Predominó la extranjerización de la economía argentina, además de un fuerte endeudamiento externo: la deuda pública con Menem había crecido en esos años de 65 a 145 mil millones de dólares.
En junio del 2001 se aprobó el “megacanje” que alivió la deuda a corto plazo, pero produjo un fuerte perjuicio al Estado (que según el peritaje judicial fue de 55.591 millones de dólares) por el incremento de la deuda resultante, más 150 millones de dólares en concepto de comisiones para los bancos intervinientes.
En agosto del 2001 se hizo un nuevo acuerdo con el FMI, esta vez a cambio de un incremento de 21.500 millones de dólares a recibir, y con el compromiso de “déficit cero” (ley aprobada el 29-7-01), reducción de sueldos y jubilaciones en un 13 por ciento y disminución del 30 por ciento en el personal contratado, además de continuar con las privatizaciones.
A pesar de la equivalencia legal entre el peso y del dólar, «los ahorristas» se volcaron al dólar billete, y entre enero y setiembre del 2001 se “fugaron” los 10.000 millones de dólares que habían ingresado por el acuerdo con el FMI.
Para noviembre se había generalizado el retiro de depósitos, a razón de 3.000 millones por mes, convirtiéndose en una “corrida” bancaria.
El día 30 el gobierno estableció el “corralito”: por el término de 90 días se limitaban los retiros a  250 pesos por semana, con prohibición de cobrar los cheques y girar dinero al exterior.
El 13 de diciembre hubo un paro general de la CGT y CTA; el día 18, De la Rúa dio un mensaje al pueblo que aumentó la desconfianza y el repudio, y al día siguiente se produjeron saqueos y movilizaciones generalizadas.
A pesar de la declaración del estado de sitio y de la represión, el día 20 aumentaron las movilizaciones y hubo muertos, heridos y detenidos. Finalmente, ese día renunció Cavallo y todo el gabinete, y por último renunció también De la Rúa, yéndose en helicóptero de la Casa de Gobierno.

De la Rúa presentó su renuncia al parlamento a las 19.45 horas el 20 de diciembre de 2001 con apenas la mitad de su mandato constitucional cumplido.

La Asamblea Legislativa convocada por el Senador Ramón Puerta, eligió como Presidente de la Nación al entonces Gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá,, para un período transitorio de 60 días, tras el cual se convocaría a elecciones presidenciales, Rodríguez Saá asumió el 23 de diciembre.

Sin el apoyo partidario, asediado por protestas, que incluyeron actos de violencia en el Congreso, presentó su renuncia el 30 de diciembre de 2001.

La situación era tal que el propio Ramón Puerta (Presidente del Senado), renunció a su cargo antes de que Rodríguez Saá hubiera hecho pública su renuncia.

La sucesión recayó sobre el Presidente de la Cámara de Diputados, el “duhaldista” Eduardo Caamaño. Éste convocó a la Asamblea legislativa, y llevó a cabo los acuerdos necesarios que llevaron a la presidencia a Eduardo Duhalde quién asumió el 2 de enero de 2002.

Eduardo Duhalde mantuvo la decisión de su predecesor Adolfo Rodríguez Saá de suspender transitoriamente los pagos de intereses y capital.

La medida central del gobierno de Eduardo Duhalde sería la salida del plan de convertibilidad, que regía desde 1991.

El 6 de enero de 2002 con su Ley 25.561, el Congreso de la Nación, aprobó el Proyecto de Ley presentado por el Ejecutivo vía el ministro Jorge Remes Lenicov y derogó los aspectos esenciales de la Ley de Convertibilidad N° 23.928 eliminando las operaciones de conversión monetaria 1 a 1 y la exigencia de contar con reservas por el 100 por ciento de la base monetaria.