Movilización de la C.G.T.

Publicado: 23 ago 2017
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La movilización del 22 de agosto fue convocada por la CGT, pero estuvieron también las dos CTA, agrupaciones sociales y piqueteras y sectores partidarios de izquierda.

 

Los organizadores estimaron la concurrencia cercana a las 300.000 personas, entre los presentes en la Plaza de Mayo y las columnas de manifestantes que no se acercaron hacia el palco pero que cubrieron las calles adyacentes.

 

Una hora antes del inicio del acto se produjeron incidentes frente al escenario entre dos grupos de Camioneros que dejó dos heridos leves con golpes en la cabeza.

 

Pudimos ver en el escenario a Pablo Moyano (camioneros), Omar Plaini (canillitas), Abel Frutos (panaderos), Julio Piumato (judiciales), Víctor Santa María (encargados de edificios), Juan Pablo Brey (aeronavegantes), Sergio Romero (docentes), Carlos Acuña(estacioneros), José Luis Lingieri (obras sanitarias), Carlos Frigerio (cerveceros), Rodolfo Daer (alimentación), Amadeo Genta (municipales porteños), Sandra Maionara (médicos), Hugo Benítez (textiles), Edgardo Muñoz (dragado y balizamiento), Miguel Ángel Rodríguez (panaderos) Carlos Acuña, el hombre de Luis Barrionuevo en la CGT, fue el único de su sector, por los autodenominados “independientes” sólo estuvieron Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (AySA),  Rodolfo Daer, jefe de Alimentación, fue el único representante de “los Gordos”  y otros integrantes del Consejo Directivo de la CGT.

 

Otros dirigentes sociales que se sumaron fueron Daniel Menéndez (Barrios de Pie), Juan Carlos Alderete (CCC), Gustavo Vera (legislador porteño-La Alameda) y Esteban “Gringo” Castro (CTEP), entre otros.

 

No estaban en el palco Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (Uocra), Ricardo Pignanelli (mecánicos), Guillermo Pereyra (petroleros), Armando Cavalieri (Comercio), Ramón Ayala (peones rurales) y los metalúrgicos Antonio Caló y Francisco “Barba” Gutiérrez.

 

Juan Carlos Schmid fue el único orador, el jefe de Dragado y Balizamiento y hombre de Moyano en el triunvirato repartió su discurso entre la respuesta a las críticas del Gobierno y la defensa de las razones que motivaron la marcha.

 

“Somos conscientes de que recientemente ha habido una elección, pero no nos alcanza sólo con votar. No venimos detrás de ninguna conspiración”, dijo apenas arrancó.

 

“No somos sordos, claro que escuchamos, pero queremos una solución integral”, insistió minutos más tarde sobre el veredicto de las urnas de hace diez días.

 

Enseguida avanzó sobre los temas para los que la CGT reclama “una solución integral”. “Si algún retrógrado piensa que bajando salarios e interviniendo sindicatos las inversiones van a hacer cola, están muy equivocados”, exclamó y sobre la reforma laboral que el Gobierno prevé impulsar después de octubre. “Rechazamos cualquier acusación de que estamos atrasando la modernización del país”, completó.

 

Schmid cerró con el detalle de los reclamos, la “agenda social” de la CGT: un aumento de emergencia para los jubilados, el fin de la intervención de sindicatos, el rechazo de las reformas laboral y previsional, la plena vigencia de los convenios colectivos de trabajo y la sanción de una ley de emergencia alimentaria.

Este último punto es la principal demanda de los movimientos sociales, que aportaron gruesas columnas a la marcha.

 

Un discurso que no duró más de 15 minutos (también se pidió por Santiago Maldonado y se acercó la solidaridad con las víctimas de Barcelona) esperando las próximas definiciones que se conocerán recién dentro de más de un mes, el 25 de septiembre, cuando se reúna el Comité Central Confederal.

El órgano resolutivo de la CGT del que participan secretarios generales y jefes de confederaciones será presionado para convocar a un paro nacional y a un plan de lucha que lo continúe.

 

 

En lo que aparentemente no tenía mucha significación para el gobierno de Macri, ya que esta movilización descomprime un poco las tensiones que vienen desde “abajo” , sin embargo reaccionó ayer con dureza contra los gremios que participaron de la protesta y ordenó echar a dos funcionarios que habían llegado al Poder Ejecutivo gracias a su sintonía con sectores de la CGT.

Los desplazados fueron el viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, y el superintendente de Servicios de Salud, Luis Alberto Scervino, que tenía el control de las obras sociales (cercano a José Luis Lingeri).