Murió el Filósofo y Escritor José Pablo Feinmann.

Publicado: 18 dic 2021
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Nacido en Buenos Aires, 29 de marzo de 1943, Feinmann fue creador de una cuantiosa obra que incluyó la literatura y la televisión.

El filósofo, historiador, periodista, escritor, guionista y docente José Pablo Feinmann, falleció este viernes a los 78 años; deja una obra inabarcable que funde la parodia, la erudición y el humor, habitó polémicas y se desmarcó de los dogmas.

De reconocida carrera como docente e intelectual, Feinmann escribió guiones de cine -«Últimos días de la víctima», «Tango bar», «Facundo, la sombra del tigre», «Eva Perón» y «Ay, Juancito» entre otros- fue protagonista de «Filosofía, aquí y ahora» -que se transformó en el programa más visto de Canal Encuentro- y escribió unos 50 libros entre ensayos, novelas, cuentos y biografías.
El cine y la música fueron otra de sus grandes pasiones, a las que dedicó obras como «El cine por asalto» y «Gershwin y otros escritos musicales».

De reconocida militancia peronista aunque con un perfil díscolo que cada tanto manifestaba en críticas o cuestionamientos a algunos de sus referentes, escribió textos políticos memorables como «Peronismo, filosofía política de una persistencia argentina»- y hasta una biografía de Néstor Kirchner titulada «El flaco», donde construye un retrato del expresidente a partir de la fluida relación que mantuvieron entre 2003 y 2006.

Feinmann se había doctorado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, donde fue además profesor.

En 1973 fundó el Centro de Estudios del Pensamiento Latinoamericano (CEPL), en el Departamento de Filosofía de la UBA. Fue también un activo militante de la Juventud Peronista (JP) en la década de 1970 y se opuso a las políticas del gobierno de Carlos Menem durante la década de 1990.

En 2001, recibió el premio Konex de platino en la disciplina Guion de Cine y Televisión, en 2004 el premio Konex (Diploma al Mérito) en la disciplina Ensayo Político y en 2014 otro Diploma al Mérito en la disciplina Ensayo Político y Sociológico.

Se destacó en la escritura de novelas policiales, guiones cinematográficos y ficciones dedicadas a algunas de las figuras contemporáneas que habían despertado su curiosidad, como «La sombra de Heidegger» -donde retomó la figura del filósofo alemán haciendo foco en su simpatía con el nazismo- o «Timote», donde se expidió sobre el secuestro y muerte del expresidente Pedro Eugenio Aramburu.

Su producción se ramifica en alrededor de una quincena de novelas y una treintena de ensayos, obras de teatro y de televisión, nouvelles, cuentos y relatos, muchos de ellos traducidos a varias lenguas.

En 1979, Feinmann publicó su primera novela, «Últimos días de la víctima, en la que narra la pesquisa que inicia un sicario de nombre Raúl Mendizábal cuando recibe el encargo de matar a su próxima víctima. En su debut en este campo, el escritor condensó la tradición del policial negro que va de Dashiell Hammett a Jorge Luis Borges para construir una lectura política sobre la Argentina de esos años. El libro fue llevado al cine en 1982 por Adolfo Aristarain, quien logró condensar en clave metafórica los procedimientos siniestros de la dictadura, pero con la sutileza suficiente como para burlar la censura de la dictadura militar.

Su siguiente novela fue «Ni el tiro del final», un título que reproduce una estrofa del tango «Desencuentro», donde a través de una trama policial atípica en la que sobresale el humor y la parodia postula un análisis del género que explicita su procedimientos y el agotamiento de algunos de sus temas. No faltan en esta trama las traiciones, los chantajes y las mujeres fatales, casi una letras de tango leída en clave de policial.

En 1982 apareció el ensayo «Filosofía y Nación», en el que recorre la historia argentina del siglo XIX a partir de ciertos tópicos identitarios, como el pensamiento de Moreno, Alberdi y Rosas, la figura del gaucho en la política argentina y la trama a la que dio lugar la interrelación entre el capitalismo industrial, la burguesía y el proletariado, entre otros temas.

Para muchos, incluso para él mismo, su mejor novela fue «La astucia de la razón» (1990), en la que narra la vida un estudiante de filosofía y militante peronista -alter ego del propio Feinmann-, que desarrolla un trastorno obsesivo en vísperas del golpe militar de 1976 que lo lleva a la deconstrucción de su memoria.

La realidad argentina vuelve a aparecer otra vez en clave satírica en 1994 cuando publica «Los crímenes de Van Gogh». Allí retrata a distintos personajes grotescos y desmesurados con los que compone una crónica de la narrativa menemista.

En el ensayo «La filosofía y el barro de la historia», el filósofo marca que su afición al género negro tiene una raíz política: mientras que en el policial clásico el asesino es aquel «que se ha desquiciado, de aquí que una vez atrapado y entregado a la Justicia todo siga igual», en la novela negra el criminal es apenas un emergente «de la turbia moral capitalista».

En los últimos años enfrentó graves problemas de salud. Estuvo internado dos meses y medio tras sufrir un ACV en marzo de 2016 y debió someterse a un tratamiento para recuperar la movilidad en sus piernas.

En diciembre de 2019, sostuvo que el gobierno de Mauricio Macri lo había enfermado y que había incidido en su ACV.
Lo hizo en una entrevista junto al también desaparecido sociólogo Horacio González en lo que fue su reaparición tras cuatro años de silencio público. «La pasé muy mal estos años. Mi pesadilla corporal fue acompañada por una pesadilla social y política que fue el gobierno de Mauricio Macri, que me atormentó tanto como mi salud», confesó en aquel entonces, mientras las cámaras daban cuenta de un drástico cambio de fisonomía: su silueta robusta había sido reemplazada por una delgadez extrema, el rostro anguloso y el pelo casi completamente canoso.

«Con la dictadura, tres meses antes del golpe de Estado, tuve un tumor canceroso en un testículo. Fue tremendo también porque el terror del golpe y todos los amigos que se iban o desaparecían, las amenazas, los discursos de los militares y el miedo de las células internas que podían hacer metástasis. Es decir había un miedo externo y un miedo interno, así que ahí también la pasé muy mal. O sea, los gobiernos de derecha me enferman», señaló con ironía en ese reportaje televisivo.

En junio pasado, Feinmann se mostró golpeado por la muerte del sociólogo e intelectual, aquel compañero generacional con el que participó de lo inicios de Carta Abierta. «Te quise mucho, Horacio. Esperame. No voy a demorar. Así lo siento hoy, ahora, mientras escribo estas líneas tristes, esta despedida», expresó en ese entonces.

Su fallecimiento ha cosechado un sinfín de recuerdos y admiración por su obra y trayectoria.