Onicofagia.

Publicado: 04 oct 2023
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La onicofagia es como técnicamente se denomina al hábito de morderse las uñas.
Este hábito se da mayormente en niños y adolescentes, y también, aunque en un porcentaje menor, en adultos.
El origen de este hábito es de carácter nervioso o ansioso y es un recurso para rebajar el nivel de ansiedad o ante la inseguridad, angustia e insatisfacción personal.
Las personas que tienen este mal hábito lo realizan de forma compulsiva y normalmente no puede controlarlo, tiende a automatizarse, lo cual agrava el problema dificultando su eliminación. A veces ni tan siquiera son conscientes de que lo están realizando hasta que no sienten dolor.

Popularmente la onicofagia se percibe como un mal hábito o una manía a corregir, pero poca gente conoce las consecuencias negativas que acarrea para la salud, tanto a nivel físico como psicológico.

Uñas: el crecimiento de las uñas se modifica al alterarse el lecho ungueal, la carne de debajo, se producen heridas en toda la uña, llegando a afectar no sólo la parte externa, sino también el surco ungueal y la cutícula. La rotura de las uñas mediante el mordisqueo constante, las va rompiendo de forma no homogénea, deformando su crecimiento En casos más agresivos, las hemorragias subungueales que se producen pueden llevar a la pérdida total de la uña. Todo este proceso conlleva infecciones, tanto de tipo bacteriano como vírico.

Dientes: Los dientes sufren un desgaste notable, mayormente en incisivos superiores e inferiores. Se desgasta el esmalte, los dientes se recortan y se agolpan, lo cual requerirá de un tratamiento de ortodoncia correctiva.

Mandíbula: Para morderse las uñas en todo su perímetro, la mandíbula adopta posturas forzadas que afectan a su articulación, produciendo ruidos y dolor al morder.

Encías: Las encías se ven agredidas por las uñas mordisqueadas, produciéndose lesiones que se terminan infectando (gingivitis).

Infecciones: Este hábito favorece el desarrollo de todo tipo de infecciones, ya sean en la uña como en labios, encías y el aparato intestinal. Estas se producen por desarrollo propio, al generarse heridas como por transmisión de unas zonas a otras.

Psicológicamente se generan sentimientos de culpa al verse la persona incapaz de controlar el impulso de morderse, en consecuencia, la autoestima se ve reducida, lo cual retroalimenta la ansiedad y nerviosismo que iniciaron el proceso.

Socialmente la persona con onicofagia tiende a avergonzarse de sus propias manos, al tener las uñas deterioradas e incluso infectadas. Por tanto, desarrollará conductas de evitación ante actividades que requieran de una exposición abierta de sus manos.

La onicofagia puede ser causada por múltiples motivos.

  • Canalizar el estado ansioso y nervioso, tratando de forma inconsciente de reducir dicho estado mediante el mordisqueo.
  • Por cambios drásticos en la vida o situaciones interpretadas como importantes, las cuales ocasionan un aumento del estrés.
  • Insatisfacción, frustración, baja autoestima, timidez y perfeccionismo son rasgos típicos en quienes padecen onicofagia.

Aunque parezca obvio, lo primero es que la persona afectada tenga una verdadera disposición favorable a abandonar esta práctica.

El tratamiento posibilitará conocer las causas subyacentes que llevan a morderse las uñas, actuando sobre ellas mediante la terapia. Se implementarán diversas estrategias directas para una corrección conductual y derivadas para interactuar sobre las posibles causas, todo ello con el fin de solucionar el problema.

Hay que tener en cuenta que, en casos de graves afecciones físicas, también hay que valorar la asistencia odontológica.