Edith Scher, del Grupo Matemurga, en Comunas un Desafío.

Publicado: 02 dic 2019
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Desde los estudios de la AM 690 K24 en radio nos comunicamos con Edith Scher, directora y fundadora del Grupo «Matemurga»

Este grupo de teatro comunitario del barrio de Villa Crespo se formó en un momento convulsionado de la Argentina, en 2002, época de clubes de trueque y asambleas barriales. Es un grupo que al igual que sus antecesores, Catalinas Sur y el Circuito Cultural Barracas, entre otros, sustenta su práctica en la idea de arte y transformación social. Consideran que el arte, en este caso el teatro, es una práctica transformadora de la comunidad, no la consideran una mera herramienta, sino una práctica transformadora en sí misma.

Les interesa actuar, cantar, desde la memoria, la identidad, la celebración, desde y para la comunidad. Esto transforma a los individuos y la relación que tienen entre sí. A partir de este marco se desarrolla la creatividad, una de las facultades más mutiladas de los seres humanos que, si se pone en marcha, multiplica las posibilidades de ensanchamiento del horizonte humano.

El grupo cuenta con aproximadamente setenta integrantes, entre las distintas áreas: elenco de teatro, orquesta, grupos de gestión. Se trabaja con rigor y se ensaya mucho. Siempre desde la inclusión de todas las personas y desde un lugar donde no hay protagonistas, sino que el sujeto  principal es el <nosotros>.

Comenzó contando su actividad con el grupo en ese instante, «en el marco de la semana del Teatro Comunitario estamos llegando al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ya que en este lugar tan emblemático, vamos a hacer uno de nuestros espectáculos  que se llama <Herido Barrio> a las 19 horas y después de nosotros va a estar el grupo de Teatro Comunitario de Beriso para presentar su espectáculo <Kermese>.»

«El Teatro Comunitario esta hecho por les vecines y es para la comunidad, digamos no es un teatro de especialistas, de gente profesional, de gente de teatro sino que es de la comunidad y para la comunidad y es muy territorial no porque sus temáticas sean únicamente locales, (pueden serlo y muchas veces lo son), sino porque tiene que ver con quienes lo hacen y el derecho al arte que tiene la comunidad con una creencia de que el teatro y la práctica artística es transformadora en sí misma, no es solamente un vehículo de contenidos sino que también su práctica genera transformaciones en la comunidad.», señaló.

Del espectáculo que están presentando relata,»en <Herido Barrio> la historia refiere a una casa que empieza a sonar, que empieza a hacer ruido, después de estar 50 años abandonada y esto genera una especie de alerta en el vecindario con personas que quieren ir y derribar esa puerta o abrir y esperar al supuesto visitante que hace mucho tiempo se fue del barrio y otros que no, pero que en realidad lo que desata es una anécdota:  finalmente se proponen hacer una cena en la calle y todas las vicisitudes alrededor de eso;  pero un poco la obra se pregunta que hay detrás de aquella puerta y cual es la herida digamos durante tantos años por la cual se han perdido los vínculos, han desaparecido un montón de costumbres, modos de vivir, en esta Ciudad de Buenos Aires.  Tiene que ver con una mirada justamente que es local no porque trate un tema histórico de Villa Crespo sino más de como se mira el mundo desde un barrio del centro de la capital y cuales son los conflictos y que es lo que pasa y como eso de alguna manera es una metáfora de un montón de otras cosas, pero la gran pregunta es bueno ¿qué hay detrás de aquella puerta? y ¿si vendrá o no vendrá ese vecino? y ¿qué va a pasar en relación a esto? hay toda clase de interpretaciones sobre quién es esa persona, recibimos lecturas de las más diversas contando una anécdota que es sencilla, es la preparación de una cena a partir de un supuesto regreso de un visitante inesperado que abandono hace mucho tiempo el barrio.»

Agregó, «lo que entrena de alguna manera el Teatro Comunitario es la imaginación; imaginarse la sociedad fuera de los límites de lo establecido, lo hace desde el derecho al relato porque imaginar ficción es poder justamente pensar fuera de los límites y eso lo hacemos juntos y en un grupo heterogéneo con diferentes edades, con gente que es profesional, gente que no, gente que está desocupada, etc… y por otro lado porque la práctica misma de desobedecer corporalmente, quiero decir jugar otras posibilidades que son las que la sociedad, la norma te asignan estas rompiendo de alguna manera con todos esos moldes de los instituído.»

«Una  vez que entrás en esta lógica y cuando te das cuenta no hay vuelta atrás, si estas en un grupo de estas característica, pero al principio cuesta porque todo parece como sometido a estar subsumido digamos en esa otra lógica  que vos describis y no necesariamente es así, eso sucede con otras cosas en la vida también, puede venir un cambio social, (ojalá viniera), del orden de clases pero seguir habiendo opresión de género y viceversa; en las cuestiones de este tipo también, porque si vos repetis paradigmas culturales de alguna manera no estas dando lugar a imaginar justamente otras posibilidades; el cuerpo esta muy pautado socialmente y el Teatro Comunitario lo que te dice es: juga, juga que sos esto, que sos lo otro, que tenés más edad, que tenés menos edad, que sos rengo, que tenés diferentes corporalidades, y eso te genera una gimnasia de poder imaginar todo de otro modo, pero la diferencia con un taller de teatro cualquiera es que acá siempre está en función de una producción colectiva y algo que a ese grupo le interesa contar desde ya tamizado por una mirada de dirección y de dramaturgia y que se va a concretar, no es simplemente entrenarte y tomar clases es además producir un hecho artístico, una realidad nueva que habla sobre la realidad.», finalizó.